El coquena, una leyenda que nació en la Puna
El
Coquena
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Habita en la
zona de la puna (Salta y Jujuy) y se aparece a los pastores y a los
cazadores de vicuñas que cazan con armas de fuego.
Se dice que es
un hombrecito retacón, de cara blanca y con barba. Según E. Bossi
es lindo, elegante, lleva un sombrero ovejón y usa ropa tejida con
lana, pantalón de barracán, camisita de lienzo y un collar de
víboras relumbrando, calza sus pies con ojotitas con clavos de
plata.
Cambia su
poncho todos los años para el carnaval y lo entierra, al viejo, en
donde tiene su tesoro escondido.
Es el patrón
de los animales del campo y de los cerros. Sólo permite que cacen
por necesidad y a la vieja usanza (rodeando las tropas con hilos y
trapos colorados y boleándolas).
Para pedirle
permiso a Coquena, hay que dejarle ofrendas.
El señor
Marcelo Mirabal, de Jujuy, nos acerca un complemento a lo
anteriormente dicho del Coquena: es el hijo de la Madre Tierra,
Pachamama, llamado también el mago coquena, guardián de las
majadas, tropero de las nubes, tejedor de brumas y nieves, sembrador
de tormentas, duende de abras y bosques, tata de los cerros, músico
de arroyos y ríos.
El Coquena es considerado como la divinidad
protectora de las vicuñas, guanacos y que se hace extensiva a toda
la fauna silvestre, actualmente se encuentra vigente en los ámbitos
de Puna y Quebrada.
Los indios de la Puna y de la Quebrada creen
en un personaje mítico, “Coquena”. Es el amo y el propietario de
las vicuñas y de los guanacos. En esto se distingue de la Pachamama,
que tiene también una cierta influencia sobre la caza de la
Cordillera, pero sólo por ser la madre benevolente de la tierra, de
los animales y sobre todo, de los hombres.
Coquena es un ser al
que los indios llaman tanto El Coquena como La Coquena. Ha nacido de
la tierra y no tiene padre, ni madre. Es muy pequeño y se viste
enteramente con telas de lana de vicuña: pantalón ancho adornado
con oro, poncho y galera, ésta de alas muy anchas y también de lana
de vicuña. Coquena se pasea durante la noche, sobre todo, siempre
conduciendo una tropa de vicuñas cargadas de plata y de oro. Las
correas con que se atan las cargas en el lomo de las vicuñas son
víboras vivas. Cuando un hombre lo ve, Coquena desaparece, pues no
es más que un aire o espíritu. Las cargas de plata desaparecen
también y quedan las vicuñas solas, pero se reconocen las vicuñas
de Coquena porque tienen el lomo, en donde estuvo colocada la carga,
mojado de sudor.
Un encuentro con Coquena en el camino es
siempre funesto, pero no siempre es presagio de muerte o de desgracia
mayor. No pasa lo mismo si Coquena aparece delante de un indio
ocupado en cazar “su ganado”, las vicuñas, sobre todo si no las
caza para calmar su hambre, sino que las mata en gran cantidad para
vender sus cueros. Entonces sucede que Coquena mata al cazador o lo
castiga severamente de otro modo. A veces la sola aparición de
Coquena es suficiente para que el cazador caiga muerto en el mismo
lugar en donde lo encontró. Sobre estos castigos de Coquena hay
muchas anécdotas.
COQUENA
Cazando
vicuñas anduve en los cerros
Heridas de bala se escaparon dos.
-
No caces vicuñas con armas de fuego ;
Coquena se enoja, - me dijo
un pastor.
- ¿Por qué no
pillarlas a la usanza vieja,
cercando la hoyada con hilo punzó
?
- ¿Para qué matarlas, si sólo codicias
para tus vestidos
el fino vellón ?
- No caces
vicuñas con armas de fuego,
Coquena se venga, - te lo digo yo
¿No
viste en las mansas pupilas obscuras
brillar la serena mirada del
dios ?
- ¿Tú viste a
Coquena ? - Yo nunca lo vide,
pero si mi agüelo, - repuso el
pastor ;
una vez oíle silbar solamente
y en unos tolares, como
a la oración.
Coquena es
enano ; de vicuña lleva
sombrero, escarpines, casaca y
calzón,
gasta diminutas ojotas de duende,
y diz que es de
cholo la cara del dios.
De todo ganado
que pace en los cerros
Coquena es oculto, celoso pastor ;
Si
ves a lo lejos moverse las tropas,
es porque invisible las arrea
el dios.
Y es él quien
se roba de noche las llamas
cuando con exceso las carga el
patrón.
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